Historia versus Economía

Un académico contra el imperialismo económico

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Modos, modales y modelos científicos

Como comenté en la anterior entrada, mi artículo en el diario.es provocó el típico debate civilizado que se desarrolla en Twitter que, al igual que el alcohol, parece desinhibir a las personas y mostrar su auténtico carácter. Pero, además de dirigirme insultos, algunos científicos iniciaron un debate epistemológico: participaban el Profesor Juan Ignacio Pérez, responsable de la Cátedra de Divulgación Científica de la UPV, el Profesor Jesús Zamora, campo de especialización la Filosofía dela Ciencia, el economista Pedro Tarrafeta y el Profesor José Luis Ferreira, especializado en Economía y epistemología. En definitiva, un plantel de máximo nivel para sostener debates epistemológicos, aunque esto es lo que decían por TW sobre la ciencia:

Juan Ignacio Pérez ‏@Uhandrea 10 nov: @ptarra pedro, es que yo no doy definiciones, no me gusta ninguna y todas dan problemas @jzamorabonilla @JL_Ferr

Pedro Tarrafeta ‏@ptarra 10 nov: @Uhandrea @jzamorabonilla @JL_Ferr Entonces estás de acuerdo conmigo en que la pregunta “¿Es la Economía una ciencia?” es irrelevante.

Juan Ignacio Pérez ‏@Uhandrea 10 nov: @ptarra completamente; y diría lo mismo de cualquier otra @jzamorabonilla @JL_Ferr

José Luis Ferreira ‏@JL_Ferr 10 nov: @Uhandrea @ptarra @jzamorabonilla Pero hablamos de ciencia y la defendemos. No está mal tener una (o varias) definiciones + o – claras.

En esta conversación, sólo el Profesor José Luis Ferreira dijo algo inteligente y decente. Se me hace incomprensible que el debate “¿Es la economía una ciencia?” sea irrelevante, pero me parece obsceno que las mismas personas que me estaban insultado por afirmar que la economía no es una ciencia no tuviesen reparo en decir que era irrelevante que fuese ciencia. ¿Disculpen, me pueden explicar ese punto? ¿Por qué insultan? ¿Por qué usan esos modos para intimidar a los críticos? ¿Por qué insultan cuando no sólo no rebaten las críticas, sino que, pese a todo, las aceptan al considerar el debate irrelevante? La única explicación posible, como siempre, es la voluntad de poder. Se trata de poder y, por eso, insultarán, censurarán o harán lo que sea necesario para mantener el prestigio y la proyección que disfruta la economía. Y si alguien piensa que soy un posmoderno, que quede claro: no niego la ciencia, niego que la economía sea una ciencia. La economía tiene la misma categoría epistemológica que la historia y la historia no es ciencia. Si a los economistas esto les molesta, es porque quieren mandar, mientras que los historiadores ya no tenemos esas aspiraciones o deseos.

En definitiva, que tanto cinismo y fariseísmo me molestó. Escribí: Alucinante: es irrelevante el debate “la economía es una ciencia”. Arden en deseo ser humanidades. Rápida respuesta del Profesor Juan Ignacio Pérez: No incordie, @DrSirera; me he dado una vuelta por su blog y demuestra no tener ni la menor idea de ciencia. Los lectores podrán comprobar dando una vuelta por este blog si sé o no sé de ciencia, pero como medio historiador de la ciencia, rodeado de historiadores de la ciencia y, además, con varios amigos filósofos de la ciencia, microbiólogos, psiquiatras y físicos de partículas (y algunos de ellos bastante reputados) acumulo una gran cantidad de conversaciones y discusiones sobre Ciencia y jamás nadie me había hecho un comentario en ese sentido, más bien al contrario. Pero José Ignacio Pérez es un übermenschen y determinó que no tenía la menor idea de ciencia. En este sentido, no se puede negar que José Ignacio Pérez tiene el rigor de nuestro tiempo: ¿Quién eres? ¿Qué tienes para mí? Ya sé cuánto vales…

Pero como uno es un idealista y cree en el debate razonado y no en el insulto (aquí los lectores economistas piensan: ¡menudo idiota, está acabado!), le pedí a José Ignacio Pérez que, además de tratarme con su mala educación, me rebatiese la entrada “No es la ciencia, es la voluntad de poder”. Contestó el Profesor Jesús Zamora: No hay nada que merezca el esfuerzo de rebatirlo. Sólo merece recibir el consejo de informarse mejor. No es censura, es ninguneo manifiesto. De todas formas, intentamos centrar el debate. Mi punto era: Si me demuestran que carecemos de libre albedrío cambiaría de opinión y creería que lo suyo es ciencia. Respuesta de Jesús Zamora: Hombre, sólo hemos que admitir que existe aquello que podemos probar científicamente que existe… Esto significa que nuestras instituciones políticas o nuestro sistema judicial no existen, porque se basan en principios morales que no se puede probar que existan científicamente, ya que el método científico poco puede decir sobre estos valores. Es una proposición de un realismo científico reduccionista que uno no esperaba. Por eso contestamos: ¿Sólo hemos de admitir que existe aquello que podemos probar científicamente que existe? Está usted muy mal. Supongo que me excedí, pero me responde: Pues si lo mío es estar mal, lo tuyo debe ser ya de psicosis. Le explicamos al profesor de Filosofía de la Ciencia: Usted quiere probar la existencia de todo mediante el “método científico”, ergo la moral no existe. Su réplica: La moral como ASPECTO DE LA PSICOLOGÍA HUMANA claro que existe. En otros sentidos, existe como los Reyes Magos. Merecida contestación: Se acaba de contradecir. Eso no se puede probar científicamente, ergo no existe. Sea serio, no como Popper.

Evidentemente, afirmar que la moral se debe a nuestra psicología (sea lo que signifique la psicología en esa oración) sólo puede significar que: a) la especia humana he evolucionado psico-biológicamente y eso ha repercutido en los cambios históricos de nuestra moral (los dislates de Pinker), b) la especie humana no es igual psico-biológicamente y eso explica las diferencias culturales y entre seres humanos (racismo), c) la moral ha sido siempre la misma para el ser humano, porque, como es biológicamente igual, es cultural y moralmente igual (universalismo ahistórico). Como es lógico, cualquiera de las tres proposiciones son imposibles de sostener empírica o científicamente, aunque argumentar tampoco es necesario si podemos insultar: Lo de “sea serio,no como Popper” dice pestes de un sistema universitario que puede dar un doctorado a gente así. En fin…

La ignorancia del Profesor Jesús Zamora me sorprendió y me provocó cierta hilaridad, porque era obvio que no entendía que me estaba refiriendo al famoso debate que mantuvieron Popper y Wittgenstein sobre este punto en Cambridge. Este debate forma parte de la leyenda de la filosofía y, de forma oral, se ha transmitido que Ludwig atizó, literalmente, con el atizador a Popper o historias similares. Parece ser, más bien, que Popper defendía la posibilidad de la existencia de verdades autoevidentes, verdades lógicas, analíticas y sintéticas a la vez. La cháchara de Popper no tenía mucho sentido y era una forma de intentar conservar una ideología metafísica sin que su falsacionismo invalidara su mismo planteamiento. Es decir, demostrar “científicamente” que la moral de Popper existía científicamente y era objetiva. Wittgenstein, persona muy seria y a la que el cinismo o la hipocresía le sacaba de quicio, no pudo más y le pidió a Popper un ejemplo de esas verdades autoevidentes, a lo que Popper contestó que los principios morales eran esa clase de verdades. Wittgenstein, que tenía un atizador en sus manos, le pidió a Popper un ejemplo de esos principios morales y Popper replicó: “No amenazar a los profesores visitantes con un atizador”. Esta gracia estúpida irritó en desmesura a Wittgenstein, que salió de la sala airado.

Esta anécdota (gran tema de conversación en la cafetería de la Facultad de Filosofía de la Universidadde Valencia y conocida, me temo, por todos sus estudiantes) era pertinente para el debate, pero, para sorpresa mía, o Jesús Zamora la desconocía o, simplemente, no hacía un gran esfuerzo en escuchar a su interlocutor. Esto, empero, no era óbice para insultarme a mí y a las universidades españolas (Nota: práctica muy útil si se desea cursar un doctorado en una universidad top). Por lo tanto, tuve que contestarle: Tendría que prohibirse la lectura de Wittgenstein y los atizadores de Cambridge. Le falta mucha cultura o no cacha. La cosa a nivel intelectual no mejoró. Sólo como anécdota final comentar que le expliqué al Profesor Jesús Zamora que mi pareja suele afirmar que la academia no me sienta bien, porque está repleta de trepas amorales sin el más mínimo interés por el conocimiento, a lo que él contestó: Como si el resto fuera diferente… Esto fue muy divertido, porque me dio la razón en mi artículo del diario.es tan criticado. El profesor Jesús Zamora ha asumido como verdad científica la moral de Hobbes, de Mankiw y de la economía neoclásica y afirma que todos somos como estos autores dicen que somos. Proyecta la miseria moral en los demás como un hecho científico. No pude evitar replicarle: Lo ve: Mankiw y economía neoclásica en estado puro. Sí, hay mucha gente íntegra, pero son eliminados o expulsados.

Y aquí llegamos a la conclusión: el mundo académico cada vez es más triste y miserable como nuestras sociedades. Esto debe a que estamos construyendo un sistema que premia la miseria, el egoísmo, el dinero y cualquier otra manifestación de poder material y esos esquemas ideológicos de comportamiento propios de la gran corporación se están extendiendo a las universidades. Vivimos atrapados en un gran sistema de selección negativa, ya que personas que son egoístas nos han convencido de que el egoísmo está bien y, por esa razón, debemos premiarles. Si alguien se atreve a criticar ese silogismo moral, es un comunista y merece el mayor de los oprobios, vergüenzas e insultos posibles. Creo que el comportamiento de respetables académicos sobre el artículo en el diario.es ilustra bastante esta cuestión, por si a alguien le queda algún tipo de duda. A título individual, estoy horrorizado y, cuando algún estudiante me pregunta si merece la pena iniciar una carrera académica, le debo aconsejar que reflexione sobre su capacidad de lucha y resistencia, porque esas dos cualidades serán vitales para sobrevivir en el caso de que no opte por redes clientelares de cooptación. Si no deseas pavimentar el consenso hegemónico y pretendes tener un debate abierto y razonado, tendrás que ser muy duro y muy bueno, porque ya te puedes hacer una idea de cómo te tratarán. Si alguien se piensa que “reputados intelectuales” te insulten por Twitter, te censuren o te hagan gracietas (comportamientos inmaduros e infantiles que no logro entender) no tiene coste para el que los recibe y no es más que sano y vívido debate científico se equivoca. La mayoría no lo resiste, no lo aguanta y queda intimidado para siempre. Los que somos profesores y nos tomamos en serio nuestro trabajo sabemos qué es la autoindefensión inducida y a transmitirla entre los predocs y colegas de rango inferior se dedican muchos académicos übermenschen. De este modo, quienes aspiren a ascender sabrán que calladitos y obedientes con el que lleva la batuta, a la par que sádicos y crueles con los disconformes o las minorías, llegarán lejos.

Sinceramente, me resulta del todo increíble que mi mayor activo en el mundo académico sea haber practicado durante más de 15 años deportes de combate y haberme enfrentado contra deportistas que aspiraban a ir a unas olimpiadas. Sé en mi propio cuerpo que significa recibir los golpes de un killer motivado para ganar y terror me produce este mundo sin reglas en el que todo vale. En breve, estos modelos de comportamiento servirán para lograr el reconocimiento y financiación que la universidad necesite y se extenderán sin que exista ningún tipo de discurso o espacio donde no sean hegemónicos.  Sí, nos espera un mundo más miserable, cruel e indigno, pero no será por la capacidad predictiva de la ciencia económica, sino por nuestra incapacidad para revertir las decisiones impuestas “científicamente” por su consenso autovalidado.

SIRERA MIRALLES

Carles Sirera Miralles (València, 1981) is a Spanish historian and adjunct professor in the University of Valencia. His principal lines of research focused on the problems of the democratization in Europe, especially during the end of Nineteenth Century and the beginnings of the Twentieth Century. As social historian, he has wrote about the sports and sociability and his thesis, Un título para las clases medias, is one of the most completed and relevant studies on the subject of the secondary school in Spain. His intellectual influences are the Alltagsgeschichte school, Norbert Elias, Fritz K. Ringer and all historians who, although the limitations of our discipline, think that is possible reach some kind of valid, useful and interesting knowledge.

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