Historia versus Economía

Un académico contra el imperialismo económico

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La cobardía de la prensa valenciana

A raíz del debate mantenido en la entrada anterior, más las actuales amenazas que sufre el periodista Pedro Morata por informar con rigor de la venta del Valencia C.F., sumado al hecho de que hoy se cumplen ocho años del accidente de metro, he recuperado del baúl de los recuerdos un incidente que tuve de forma indirecta con el director del Levante-EMV allá por el 2007. Antes de empezar el relato, es necesario informar a los lectores no valencianos que esta tierra sufre de una opinión pública intimidada y silenciada en mayor proporción que otras partes de España. Las razones tienen su origen en la llamada Batalla de Valencia, un episodio de violencia política promovida por la UCD a finales de la década de 1970 con el propósito de amedrentar a la parte más activa y organizada de la sociedad civil valenciana que presionaba por un mayor autogobierno. El éxito de aquella operación ha hecho pervivir unas prácticas populistas y agresivas que el PP ha utilizado para sostener su hegemonía social, al mismo tiempo que Valencia ha devenido en el foco más potente de la extrema derecha gracias a la tolerancia institucional que reciben sus negocios ilícitos vinculados con la prostitución o el tráfico de drogas.

Esta situación que, en cierta medida, equipara nuestra realidad a la realidad italiana se ha sostenido también por la cobardía y falta de determinación de nuestra sociedad civil. Una anemia cívica que se explica por la cobardía demostrada por las cabeceras supuestamente progresistas como el Levante-EMV o El País-Comunidad Valenciana. La indulgencia y complacencia de estos rotativos con nuestros gobernantes corruptos no se justifica por la falta de demanda de información de la sociedad valenciana, sino por la línea editorial impuesta por sus directores, personas dóciles, ambiciosas y siempre dispuestas a anteponer las recompensas que se pueden ganar en los pasillos al deber moral de cumplir con su supuesta función social. Un comportamiento deplorable que han sufrido las plantillas de dichos medios, que han visto como los periodistas más inquisitivos o independientes eran poco recompensados por intentar hacer su trabajo, mientras que el servilismo era premiado hasta corromperse por completo unas redacciones en las que nadie quería hacer bien su labor, porque eso era buscarse complicaciones.

Por el contrario, la cabecera Las Provincias ha sido el azote de todo aquel que osase cuestionar la autoridad moral del Partido Popular valenciano. Especialmente brutal y violenta fue su etapa bajo la dirección de María Consuelo Reina (el que esto escribe tenía 15 años cuando María Consuelo decidió emitir un edicto para declararme enemigo del pueblo en su columna diaria llamada La gota), si bien su venta al grupo Vocento hizo que el periódico empezase a familiarizarse con el concepto Estado de Derecho. Sin embargo, su implacable tarea de bulldog del gobierno, siempre bien recompensada con dinero público, servía para que los otros diarios entendiesen cómo debía ejercerse el periodismo.

La claudicación de El Levante-EMV y de El País-Comunidad Valenciana dejó sin voz a muchas voces críticas y permitió una falta de vigilancia que reforzó la intratable hegemonía del Partido Popular. De hecho, hasta la aparición del periódico digital Valencia Plaza, un medio centrado en información económica de tendencia más bien conservadora, no hubo nada parecido a información objetiva, veraz e independiente en Valencia y, como bien saben los responsables del proyecto, esa decencia ha significado sudor y lágrimas hasta que se produjo el colapso de la Generalitat Valenciana y la mafia criminal que sufrimos se puso a la defensiva.

Esta tibieza o convivencia con el poder será tema de debate y estudio en un futuro próximo, porque es muy significativa de todo lo que ha ocurrido. No obstante, aquí relataré un episodio que viví justo antes de las elecciones autonómicas de 2007. En aquellas fechas, Francisco Camps anunció la celebración de la F1 en Valencia si ganaba las elecciones y nuestros queridos periódicos de izquierda recibieron esa publicidad con grandes aspavientos de alegría. La falta de cualquier debate público, de cualquier voz disonante por miedo a ser señalizado como antivalenciano, catalanista o, peor aún, no ser aficionado al motor fue total y me movieron a escribir una rápida e improvisada aproximación a los posibles efectos que dicho circuito urbano produciría en la ciudad. Era un texto con errores porque no se explicó correctamente cuál era el trazado del circuito, pero unos amigos lo difundieron por Internet y todavía se puede encontrar por ahí.

Como lo firmé, recibí simpáticos mails de alabanza de entusiastas peperos que se molestaron en buscar mi mail público de la universidad, pero, además, un profesor de la UV me contactó porque quería que escribiésemos un artículo en contra de la F1. Teníamos pocas horas para armar el texto, ya que el director de El Levante-EMV le había prometido para el sábado antes de las elecciones un espacio destacado en su periódico. En menos de 48 horas concluimos el escrito, pero jamás se publicó. Dicho profesor (guardo el anonimato porque no le he consultado para relatar este incidente, aunque hace ya tanto tiempo…) recibió la negativa del director de El Levante-EMV. Sus razones no me quedaron muy claras, parece ser que fuimos muy inexactos con nuestros datos, muy alarmistas, muy radicales… No era conveniente publicarlo y no se publicó. Como es lógico, si hubiese visto la luz no habría cambiado nada ni hubiésemos salvado el mundo, pero este episodio es revelador de cómo han desempeñado su cargo muchas destacadas personas de la sociedad valenciana. De todas formas, El Levante-EMV sería en el futuro un ardiente defensor de la F1, se llenaría de anuncios de prostíbulos con cada evento y algunos corresponsales de la sección de deportes harían otros buenos negocios con los promotores de la F1. Sólo puedo añadir el final de nuestro artículo inédito, que terminaba con estas palabras:

Si bien se intenta transmitir que detrás de esta iniciativa sólo hay promotores privados que correrán con todos los gastos, lo cierto es que la iniciativa surge del Ente Gestor de la Red de Transporte y de Puertos de la Generalitat (un organismo jurídicamente parecido a Radio Televisión Valenciana) creado para resolver y endeudarse con las grandes cuestiones de intermodalidad de las infraestructuras de transporte de personas y mercancías.  Ellos mismos barajan la cifra de 100 millones de euros para realizar las obras necesarias; esto implicaría más Deuda Pública para la Comunidad Autónoma con más déficit presupuestario. Por lo tanto, es probable que el proyecto fuese fiscalizado por el Ministerio de Hacienda. Además, el músculo financiero que sustenta la empresa organizadora es Bancaja; es decir, los ahorros y las hipotecas de la gran mayoría de valencianos. Si ésta supedita sus decisiones estratégicas, como ya tuvo que sufrir con Terra Mítica, a las volubles directrices de los cargos políticos, debería antes, como mínimo, advertir a sus clientes de los riesgos que asume con el trabajo ahorrado por los particulares en pos de satisfacer deseos arbitrarios.

Por todo esto, hay que tener presente que, sea cual sea el resultado electoral, éste no puede ser interpretado como un clamor popular a favor de la Fórmula 1, y que su trazado urbano es un tema de discusión y estudio que requiere rigor y profundidad. Una capital no puede pasar de ofrecer servicios públicos y administrativos que faciliten una gestión eficiente del territorio a ser un megacomplejo turístico-deportivo sin secuelas traumáticas. Al fin y al cabo, cuando construimos nuestras calles las dotamos de semáforos y árboles porque pensamos que no están hechas para que los coches vayan a 300 km/h.

SIRERA MIRALLES

Carles Sirera Miralles (València, 1981) is a Spanish historian and adjunct professor in the University of Valencia. His principal lines of research focused on the problems of the democratization in Europe, especially during the end of Nineteenth Century and the beginnings of the Twentieth Century. As social historian, he has wrote about the sports and sociability and his thesis, Un título para las clases medias, is one of the most completed and relevant studies on the subject of the secondary school in Spain. His intellectual influences are the Alltagsgeschichte school, Norbert Elias, Fritz K. Ringer and all historians who, although the limitations of our discipline, think that is possible reach some kind of valid, useful and interesting knowledge.